Atención: contenido técnico.
(imagen robada de: science of doom)
Cuando nos planteamos la idea de usar una base de datos en la creación de la obra pensamos que sería interesante convertir la serie de números que representan la temperatura en un tipo de información que requiriera menos decodificación: convertir una información objetiva en una experiencia subjetiva que trate de responder la pregunta: ¿hay un aumento en la temperatura del ártico?. Lo que no sabíamos era cuál sería esa información y qué experiencia iba a producir.
Al enfrentarnos a la base de datos tuvimos una disyuntiva muy parecida a la que surgió en el proyecto SUN de Madrid: tener, por ejemplo una lista de todos los árboles de una ciudad es útil para un urbanista o un ecólogo, pero para nosotros como artistas simplemente no basta.
Ahora nos enfrentábamos a una lista enorme de números que tenían que ver con el clima de un lugar. Lo primero que nos dimos cuenta es de la gran variedad en las medidas. En un sólo día la temperatura máxima, la temperatura mínima y el promedio de temperaturas podían ser números muy diferentes, y la misma variación se daba, como en un fractal, a todas las escalas que observamos. Por ejemplo: midiendo en promedios, la década de los sesenta era inusualmente cálida mientras que los años de los noventa parecen haber sido muy fríos, sin embargo las diferencias entre las temperaturas máximas o las mínimas de esos mismos años no era tan grande. En conclusión, no era en absoluto claro para nuestras mentes sin entrenamiento en estadística si la temperatura estaba en aumento o no. De hecho, el concepto mismo de temperatura dejó de tener un sentido claro para volverse algo más complejo y maleable: podíamos elegir entre temperaturas máximas, temperaturas mínimas, promedios de varias medidas, o temperaturas exactas en determinados momentos del día, a una escala de semanas, meses o décadas.
Al final, como la idea no era emitir un juicio en la obra sino transmitir al público la experiencia subjetiva de observar los cambios en las mediciones, decidimos agregar a la programación los promedios de temperatura del mes de junio en todos los años que se encuentran en el registro.
Es interesante que esta experiencia de tratar de extraer significado de la colección de números que conforma la base de datos sea paralela a la experiencia empírica-subjetiva de experimentar el clima en tiempo real durante un par de semanas y preguntarse si hay algún orden subyaciente. Un determinado día la temperatura podría estar a 20º, y en algunos minutos podía bajar a la mitad. Muchas veces nos advirtieron que las nevadas y las lluvias podían darse sin previo aviso por más que calentara el sol y el cielo estuviera claro.
Entonces, ¿hay o no hay un aumento de la temperatura en el ártico?
Esa es una pregunta que después de la experiencia que tuvimos se vuelve más compleja. Personalmente creo que sería incorrecto tratar de contestarla usando únicamente los datos que manejamos en el proyecto, así que después de una rápida búsqueda en la biblioteca de la Estación, di con una serie de informes (pego el link al final del post) cuya lectura recomiendo ampliamente y a los cuales remito cualquier duda al respecto. Sólo más mediciones o mediciones más complejas acompañadas además de una correcta interpretación pueden acercarnos a una respuesta. Por ejemplo, en la Estación había una gráfica mostrando el tiempo que dura la cubierta de hielo en el lago de Kilpisjärvi, es un factor que está afectado por todos los elementos del clima, y este sí ha ido disminuyendo un poco cada año de manera constante.
Lo interesante aquí, me parece, no es tanto la respuesta a la pregunta sobre el calentamiento global o la metodología con la que esa respuesta se podría obtener, puesto que esos son problemas que corresponden al terreno de las ciencias. Lo interesante desde el punto de vista de un proyecto artístico es la comprensión de los conceptos geográficos como caóticos, fractálicos y suceptibles de ser interpretados y VIVIDOS de distintas maneras. Leena, por ejemplo, ha estado investigando durante años la relación de los criadores de renos (herederos de una larguísima tradición nómada) con su ambiente, cómo han aprendido a leer el viento para saber hacia donde se moverán sus rebaños, cómo se relacionan emocionalmente con las montañas que habitan y cómo su comprensión del tiempo es afectada también por el lugar y la manera en la que viven. Otra perspectiva es la del señor que nos recibió en la estación climatológica, cuyo trabajo es revisar 5 veces al día las mediciones de los instrumentos, mirar la forma de las nubes en ciertas secciones del cielo y subir esa información a la base de datos.
La conclusión que personalmente saco de todo esto es que considerar sólo uno de los elementos que forman el clima aislado de los demás y del contexto geográfico en el que se mide, dificilmente permitirá sacar interpretaciones relevantes a nivel global, pero puede disparar experiencias y reflexiones muy interesantes e importantes, y me gustaría que una parte de esto lograra comunicarse con el público a través de la obra.
Links a varios estudios ecológicos sobre el Ártico (como usted los vió en la sección de Locación):
La zona de Kilpisjärvi en el Mapa Interactivo de Arctic Portal.
Arctic Biodiversity Assessment
Arctic Climate Impact Assessment (ACIA)
Arctic Monitoring and Assessment Programme Working Group