El 21 de junio inició con lluvia. Aquí casi siempre llueve suavemente, con gotas pequeñas que se dejan arrastrar por el viento y no pesan cuando te caen encima. Llueve suavemente, pero sin parar.
Como todos los pronósticos indicaban lluvia para el resto de la semana, sin esperanzas de momentos soleados decidimos salir de todos modos en la madrugada (2:00 am, 21 de junio), esperando que en el Saana las condiciones cambiaran. No habíamos empezado a subir cuando la lluvia arreció y el viento helado comenzó a atravesar nuestras chamarras, así que decidimos regresar.
Nuestro segundo intento fue en la noche, salimos en un momento en que la lluvia paró y llegamos a la parte alta del Saana sin problemas, pero en cuanto estuvimos ahí la lluvia comenzó de nuevo, con un viento mucho más fuerte y frío de los que se pueden sentir en las partes bajas. Sin embargo había luz suficiente, y perder la oportunidad de capturar un poco de ella en nuestras baterías no era una opción.
Colocamos la celda solar y logramos hacer una carga pequeña en las baterías, tomamos algunas fotos y regresamos a la casa.
De la luz del solsticio que tanto esperamos sólo logramos poner un poco en cada batería, el resto de la carga lo seguimos haciendo en los días y noches posteriores.
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